No es la primera vez que el presagio de un conflicto social de esta magnitud emerge de un sondeo de opinión en tiempos de extrema polarización en Estados Unidos. Uno de cada cinco adultos en el país estaría dispuesto a perdonar los actos de violencia política.
Al menos la mitad de la sociedad estadounidense comparte la creencia de que “en los próximos años habrá una guerra civil” en el país, de acuerdo con una encuestada nacional representativa, en la cual uno de cada cinco entrevistados justificó la violencia política y está dispuesto a usar un arma para alcanzar objetivos que apoyan.
No es la primera vez que el presagio de una guerra civil emerge de un sondeo de opinión en tiempos de extrema polarización como los que hoy se sienten en Estados Unidos.
La democracia constitucional más antigua del mundo, advierten los expertos, está bajo fuerte cuestionamiento por buena parte de sus ciudadanos, saturados de teorías conspirativas.
La encuesta en línea de los investigadores de la Universidad de California, David, se publicó el 19 de julio.
El estudio es el primero en su tipo en explorar la disposición de los estadounidenses a involucrarse en escenarios específicos de violencia política.
- En Venezuela no hay nada seguro: el futuro incierto de las elecciones presidenciales
- The Grey Zone of Plasma Donors in America
- ¿Tiene prohibido para siempre donar plasma y sangre por un resultado falso positivo? Háblanos sobre esto.
Pero se presenta, si se quiere, como una autopsia al descontento de los ciudadanos hacia la democracia de la nación, donde demócratas como republicanos son igual de críticos con el sistema, aunque los segundos están más dispuestos a usar la violencia “para salvar el estilo de vida estadounidense”.
La encuesta nacional encargada por expertos en salud pública se realizó del 13 de mayo al 22 de junio.
Por coincidencia, solo en esas cinco semanas hubo siete tiroteos masivos en el país, según el Gun Violence Archive, un grupo sin fines de lucro que monitorea la violencia con armas de fuego.
Las preguntas a 8,600 encuestados se centraron en las percepciones sobre la democracia y el potencial de violencia nacional, creencias sobre la sociedad y las instituciones estadounidenses y el apoyo y la voluntad de participar en la violencia, incluida la violencia política.
Los resultados surgen a medida que el comité de la Cámara de Representantes que investiga el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021 por parte de los partidarios del ahora expresidente Donald J. Trump, está revelando evidencias que probarían que el líder republicano y sus colaboradores ayudaron a dirigir la insurrección al poder legislativo para mantenerse en la Casa Blanca.
Bajo este escenario, dos tercios de los encuestados (67,2 %) percibieron que existe “una amenaza grave para nuestra democracia”, pero más del 40 % coincidió en que “tener un líder fuerte es más importante que tener una democracia” y 32% respalda la afirmación de que “en Estados Unidos, los blancos nativos están siendo reemplazados por inmigrantes”.
“Este fue uno de los hallazgos más preocupantes de la encuesta, a mi juicio”, dijo el doctor Garen J. Wintemute, director del Programa de Prevención de la Violencia de la Universidad de California, Davis, en relación con el valor que se le está dando a tener un líder fuerte más que una democracia.
“Los historiadores y politólogos señalan que el deseo de un líder fuerte aumenta en tiempos de miedo e incertidumbre, y nosotros estamos en esos tiempos”, agregó Wintemute, principal autor del estudio, en una entrevista por correo electrónico.
Al mismo tiempo, casi el 70 % de los adultos, con resultados muy similares para demócratas y republicanos, están de acuerdo en que “la democracia estadounidense solo sirve a los intereses de los ricos y poderosos”, cita el borrador del estudio.
Para los investigadores, muchos de estos hallazgos se deben al apoyo de sectores de la población a creencias falsas como las teorías conspirativas de QAnon, el pensamiento de “gran reemplazo” y el mito de que Trump ganó las elecciones de 2020 frente a Joe Biden.
De hecho, la encuesta halló que 1 de cada 5 adultos respalda los elementos centrales del complejo de creencias de QAnon, que “el gobierno, los medios y los mundos financieros en Estados Unidos están controlados por un grupo de pedófilos adoradores de Satanás”.
Según los teóricos de QAnon, los pedófilos en el poder serán llevados ante la justicia por el presidente Trump.
Ese coctel de visiones pesimista y criticadas por los académicos sobre la salud moral y política de la nación, podría ayudar a entender por qué la mitad de los encuestados (50,1%) coincidió en que “en los próximos años habrá una guerra civil”.
De acuerdo con los resultados, minorías significativas de los entrevistados estuvieron muy o muy de acuerdo con tres afirmaciones clave sobre las posibles condiciones que podrían justificar la violencia en Estados Unidos. En el extremo, una hipotética guerra civil.
Primero, “proteger la democracia” si “los líderes electos no lo hacen” (18,7 %); segundo, salvar “nuestro estilo de vida americano”, que está “desapareciendo” (16,1%); y tercero, “salvar nuestro país” porque “las cosas se han desviado mucho” (8,1%).
Imaginar una guerra civil estadounidense del siglo XXI podría ser un ejercicio complejo y hasta alarmista, aunque los académicos sociales, políticos y de seguridad, se apegan a la historia reciente para recordar que sucesivos actos de violencia conducen a acciones más lamentables.
“Una guerra civil actual no se parecerá a la de Estados Unidos en la década de 1860[…] Comenzará con actos esporádicos de violencia y terror, acelerados por las redes sociales. Nos sorprenderá y nos dejará preguntándonos cómo pudimos estar tan ciegos”, propuso la politóloga Barbara F. Walter de la Universidad de California en San Diego, en su libro “Cómo comienzan las guerras civiles”.
El complot de Michigan
Cuando el FBI desarticuló en octubre de 2020 un supuesto complot que incluía secuestrar a la gobernadora demócrata de Michigan, Gretchen Whitmer para juzgarla por traición, los acusados planeaban atacar el Capitolio estatal e instigar una guerra civil.
En la trama, que se ejecutaría antes de las elecciones presidenciales de noviembre de ese año, un grupo de 13 hombres presuntamente buscaba emprender acciones violentas contra el estado para “defender la Constitución de Estados Unidos” de la extralimitación de poder de la gobernadora Whitmer.
Sin embargo, la absolución en los últimos meses de 2 de los 13 integrantes del plan, así como el juicio nulo a otros 2 hombres, tiene a prueba al Departamento de Justicia y sus fiscales en un esfuerzo nacional por combatir el terrorismo doméstico que, en muchos casos, es extremismo violento de extrema derecha.
Al extrapolar los resultados de la encuesta a nivel de población, los datos son más alarmantes al dar cuenta de que más de 50 millones de adultos en los Estados Unidos consideran que la violencia se justifica, al menos a veces, para lograr los objetivos políticos que apoyan.
“Estas no son creencias abstractas, hechas sin compromiso. Nuestras extrapolaciones sugieren que para lograr un objetivo político que apoyan, 6 millones de estadounidenses estarían muy o completamente dispuestos a dañar la propiedad y entre 4 y 5 millones a amenazar o intimidar a alguien, herirlo o matarlo”, dijeron los investigadores.
La mitad de los participantes en el sondeo fueron mujeres, la edad media fue de 48 años.
El 62,6 % eran blancos, no hispanos; el 11,9 % eran afroamericanos, 16,9 % eran hispanos; y el 5,4 % eran estadounidenses de origen asiático, lo que se traduce en una muestra heterogénea de lo que es la sociedad estadounidense actual en cuanto a raza o etnia.
En enero de 2021, una encuesta postelectoral de Edelman, la firma de relaciones públicas más grande del mundo, encontró que más de la mitad de los estadounidenses creía que el país se encontraba en medio de una “guerra civil fría”.
El estudio mostró que, en medio de la pandemia, las tensiones políticas en Estados Unidos entre los partidarios de Trump y Biden llevó a la gente a cuestionar su confianza en el gobierno y los medios.
De las más de 33,000 personas encuestadas, más de la mitad creía los líderes gubernamentales y los periodistas están engañando deliberadamente al público.