Los agentes de la Administración de Control de Drogas descubrieron pruebas de la alianza secreta de García Luna con narcotraficantes hace más de 10 años, meses antes de que abandonara su cargo en 2012. Al año siguiente, ya tenían suficiente para presentar sus hallazgos a la entonces directora de la DEA, quien los instó a seguir adelante con una acusación.
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