Los 17 meses en la administración de Donald Trump como Asesor de Seguridad Nacional le sirvieron a John Bolton (Baltimore, 1948) para llevar a la práctica su fama de “halcón de Washington” en lo que a política exterior se refiere. Nunca le ha molestado a este político conservador republicano que lo llamen de esa forma, porque si de algo está convencido es que la línea dura –o radical- es muy necesaria para mostrar el poder de Estados Unidos con sus enemigos o adversarios.
Esa línea dura persona, esas posiciones un tanto draconianas pero muy analísticas fueron las que chocaron con la Casa Blanca de Donald Trump desde el primer día que asumió su cargo de Asesor, en abril de 2018, hasta renunciar en septiembre de 2019.
En su nuevo libro, “La habitación donde ocurrió” Bolton retrata su paso por un puesto clave del poder estadounidense donde hace confesiones polémicas sobre la forma en que el presidente maneja el Gobierno, la manera en que asuntos como Venezuela, Cuba, Irán o Rusia tienen importancia en las discusiones diarias, pero con enfoques distintos. El texto es, también, un buen referente de detalles clave, de anécdotas e impresiones que vale la pena conocer, estudiar y discutir.
Bolton reconoce –o salva- en esta entrevista con Diario Las Américas e ITEMP los logros que ve del presidente Trump en política exterior en los tres años de mandato. Temas como la ruptura del acuerdo nuclear con Irán, el aumento del gasto de defensa, la política hacia Cuba o Venezuela, son alguna de los puntos que el exasesor veía necesario enmendar y el presidente lo hizo. Lo que viene después, admite, es un desencanto por la forma en la que se está manejando el poder en Washington en este momento y lo que puede venir luego de las elecciones de noviembre.
“Si Maduro detuviera a estadounidenses o comenzara a ejecutar a opositores sistemáticamente, pienso que no solo Estados Unidos, sino los demás gobiernos en el continente americano tendrían una visión distinta”, dice Bolton a la hora de explicar las razones por las cuales la Casa Blanca no actuó militarmente sobre Venezuela.
P. Comencemos por su libro, ¿por qué alguien en Florida debería leerlo ahora?
R. Bien, realmente es temerario detectar lo que ha pasado en el gobierno de [Donald] Trump y en varios ámbitos de seguridad nacional durante el tiempo en que fungí de Asesor en Seguridad Nacional. Realmente, incide en todos los que están en Florida y de muchas formas. Obviamente, el capítulo sobre Venezuela, en particular por los vínculos con Cuba y lo que yo denominé la “troika de la tiranía”, con Nicaragua incluida, pienso que tiene un impacto en particular en Florida por las comunidades que hacen vida allí, como la comunidad cubano-estadounidense, la comunidad venezolano-estadounidense y otros que viven en Estados Unidos, pero que dejaron parientes, amigos, propiedades, tal vez, en esos países. Entender lo que Trump piensa realmente acerca de estos temas, creo que es algo que [los lectores] hallarán muy interesante.
P. ¿Estados Unidos se enfrenta en las próximas elecciones presidenciales a una lucha entre comunistas y liberales? ¿Esto es una consecuencia de lo polarizado que está el país? ¿A quién beneficia?
R. ¿Quiere decir entre conservadores y liberales?
P. Sí, quiero decir que se parecen más a liberales versus comunistas.
R. Sí, bien, mire, para mí, no va a ser una elección alegre porque no voy a votar por Joe Biden, quien es un demócrata liberal. Sin embargo, por primera vez en mi vida adulta, no voy a votar por el candidato republicano porque no pienso que sea conservador. Tampoco pienso que sea liberal. Simplemente, no creo que sea nada. Pienso que ese es el problema. De tal manera que nos encontramos actualmente en un entorno muy extraño, bastante polarizado en Estados Unidos. Sin embargo, eso no significa que la elección no vaya a ser importante. Además, si leen el libro, esto podría ayudarles a tomar una decisión.
P. A su juicio, ¿cuáles son los puntos que rescata de la política exterior del presidente?
R. Es muy difícil argumentar que él siquiera tenga una política. No es alguien que piense en términos filosóficos. No tiene [lo que podría llamarse] una tremenda estrategia de seguridad nacional, y lo que lo motiva en el día a día no es realmente la política.
Las decisiones que toma [el presidente Trump] se asientan más que todo en la política interna estadounidense. Obviamente, cualquier político toma en cuenta los factores políticos cuando se trata de democracia. No obstante, a mi juicio, Trump lo lleva a un extremo donde la política es un factor, que a menudo es el factor dominante.
Pienso que esto explica, ya que carece de principios fijos. ¿Por qué las decisiones sensatas parecen contradecirse con tanta frecuencia? Porque depende de la manera en que perciba una situación dada en un determinado día. De tal manera que, si es martes, esta será la forma en que lo vea, pero si es viernes, lo verá distinto.
P. ¿Pero no rescata algo?
R. Pienso que ha logrado muchas cosas que son importantes. Ciertamente, el incremento en el presupuesto de defensa a aproximadamente setecientos cincuenta mil millones de dólares al año es una mejora muy grande en comparación con el gobierno de [Barack] Obama, donde nuestra defensa se había debilitado bastante. Que Trump lo haga mal o no en su segundo mandato, esto no está muy claro. Me alegra que nos hallamos salido del pacto nuclear con Irán. También me alegra que nos hayamos retirado del Tratado de Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio con Rusia, porque los rusos lo estaban violando. Los chinos no estaban cubiertos [por el tratado].
No obstante, en demasiados ámbitos, pienso que la indecisión del presidente [Trump] y su falta de entendimiento de la importancia de asuntos como la amenaza nuclear norcoreana y la amenaza que representa Rusia han impedido que surja una estrategia estadounidense que sea coherente.
P. ¿Cree que el pueblo estadounidense reconozca algunos de los logros de Trump? Quiero decir, según una encuesta del Centro de Investigación Pew, más estadounidenses ven ahora a Estados Unidos como la principal potencia económica del mundo que en cualquier otro momento de la última década.
R. Pienso que, hasta la llegada del coronavirus, la economía estaba creciendo; eso en [lo que respecta a] la parte interna, donde no es [precisamente] donde concentro mis esfuerzos. Pienso que todas las reformas al régimen tributario han sido conducentes a un mayor crecimiento económico. Ahora bien, eso lo revirtió la pandemia, y es una de las razones por las que creo que Trump estuvo renuente a abordar la amenaza de la enfermedad que venía de China, en enero, en febrero, en marzo, ya que él junto con sus asesores principales lo desestimaban continuamente. Ahora, obviamente, tenemos enormes dificultades.
Uno lo enfrenta en todo el país, se enfrenta cuando hablamos en Florida en particular, y eso debería tener una enorme repercusión en noviembre. No sé en qué dirección. No sabemos a dónde irá a parar la enfermedad. No conocemos qué es lo que espera la gente en cuanto a la recuperación económica. Pienso que hay gente muy afectada por esto, lo cual no pinta nada bien para Trump.
P. ¿Qué elementos, que no figuran en su libro, desalentaron una acción militar contra Nicolás Maduro en Venezuela? Usted habla de una Casa Blanca dividida a la hora de tomar esta decisión.
R. Eso suena como si no fuera del interés de Estados Unidos o de la oposición venezolana. La oposición cuenta con un enorme respaldo entre el pueblo de Venezuela. Ellos calculan (y no creo que no exista ninguna razón para discrepar) 80% a 90%. Con todo, el menor indicio de intervención militar estadounidense le daría a Maduro algo de qué hablar en todo el mundo.
Quiero decir, él, Maduro, obtuvo ventajas propagandísticas sobre Colombia, contra la supuesta incursión de las fuerzas militares colombianas en la frontera con Venezuela, que, como usted sabe, nuestra preocupación era la presencia subrepticia de las fuerzas del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en el sur de Venezuela.
Sin embargo, incluso la presencia de tropas colombianas podría utilizarse en beneficio de Maduro, desde el punto de vista propagandístico. Imagínese lo que haría si se tratara de tropas estadounidenses. Pienso que, en cuanto al esfuerzo, como lo ha planteado el presidente [Trump] de vez en cuando, como siempre, de ejercer presión en el régimen de Maduro mediante sanciones económicas, quizá deberíamos estar haciendo más en términos de persecución penal por sus actividades de narcotráfico.
Esta es la mejor manera de respaldar a la oposición, además de aislar a Maduro internacionalmente al retirar el reconocimiento diplomático de tantos países como podamos, hacer que [la oposición] asuma el control de los activos del gobierno venezolano en los bancos [de aquellos países que no reconocen el gobierno de Maduro] y ponerlos a disposición de Juan Guaidó y no de Maduro, y ese tipo de cosas.
P. ¿Hay también reticencia en el Pentágono a esta acción sobre Venezuela? Es lo que deja entender su libro en algunos pasajes.
R. Bien, pienso que todos nosotros, excepto el presidente [Trump] íbamos a llegar a eso. No se trata simplemente de algo que fuera de nuestro interés, aunque sí estábamos en lo correcto al darlo por descartado. Si Maduro detuviera a estadounidenses o comenzara a ejecutar a opositores sistemáticamente, pienso que no solo Estados Unidos, sino los demás gobiernos en el continente americano tendrían una visión distinta.
La manera de apoyar es que la gente pensara que el menor daño adicional posible era el daño a la economía, más allá del que han causado las políticas de Maduro y de [Hugo] Chávez durante 20 años, era la presión económica y, ciertamente, no la fuerza militar.
P. Hablando hipotéticamente, si Trump gana las elecciones, ¿piensa que intentará acciones militares en Venezuela?
R. No. Me preocupa más la otra dirección, de que abandone a Guaidó y busque llegar a un arreglo con Maduro. Trato de describir en el libro una variedad de contextos, no solamente Venezuela. Hay que recordar la manera en que Trump toma las decisiones. Él sí tomó decisiones, pero no sobre la base de la política exterior en cuanto a la consideración del asunto, sino sobre la base de escuchar la reacción política interna contra esto en Estados Unidos. Además, después de las elecciones, si es que gana para un segundo mandato, se elimina esa restricción política. Es difícil predecir en este momento lo que hará. Me preocupa, me preocupa.
P. Si el problema histórico de Estados Unidos ha sido el régimen cubano, incluso ahora dentro de Venezuela, ¿se llegó a plantear una acción militar sobre la isla? ¿Esto es viable hoy en día, señor Bolton?
R. No. Repito, lo pienso, y solamente le tomaría a Venezuela un segundo, si los cubanos desaparecieran por arte de magia de la noche a la mañana. No creo que Maduro llegaría en el poder hasta el fin de semana. Pienso que los cubanos e indirectamente, y cada vez más directamente, los rusos, son los que mantienen a Maduro a flote.
También pienso que el suministro de petróleo a los precios de mercado, lo que Venezuela ha estado haciendo desde el colapso de la Unión Soviética, apuntaló el gobierno en Cuba, que sigue siendo un gobierno castrista, aunque los hermanos Castro ya no estén. Sí salieron del escenario políticamente y también moralmente. Básicamente, sigue siendo un gobierno castrista. Esa es la verdad, pero todo esto tiene que hacerse teniendo en cuenta al pueblo. Espero que el gobierno de La Habana se preocupe por la intervención militar, aunque eso nunca estuvo contemplado.
P. Es bien sabido que Rusia tiene un profundo interés en mantener a Venezuela bajo el régimen de Maduro. Si derrocar a Maduro estuviera en los planes del presidente Trump, ¿por qué no hacer frente a los rusos?
R. Pienso que deberíamos hacer más que hacer frente a los rusos, y creo que su apoyo en términos financieros o en términos de asesores militares y muchas otras cosas es un factor primordial en el hecho de mantener a Maduro en el poder. Deberíamos expresarle a Moscú que eso lo consideramos inaceptable.
P. ¿Usted cree que la prensa estadounidense ha sido injusta con la imagen o cobertura de Donald Trump?
R. Pienso que parte de la cobertura ha sido sesgada. En mi opinión, el sesgo político de la prensa en este país es bien conocido. Sin embargo, me parece que su reacción [la del presidente Trump] ha sido peor. La prensa no es enemiga del pueblo. La prensa libre es crucial para la libertad en Estados Unidos, y eso me alegra. He sido crítico de la prensa por cosas que han dicho de mí. A veces no es gracioso, pero la capacidad de la prensa de decir lo que quiere a esas personas, de hablar libremente, de manera más amplia, es determinante para una sociedad libre.
P. Una última pregunta. ¿Cuál deberá ser la fórmula para que Estados Unidos mantenga su ventaja competitiva, su poderío, si vemos un divorcio del multilateralismo, de los viejos aliados?
R. No sé. No creo que deberíamos divorciarnos de los viejos aliados. Pienso que los problemas que hemos visto en la Organización Mundial del Comercio, debido a la manera en que China ha propulsado las políticas económicas mercantilistas y lo que debería ser una organización de libre comercio revela que el multilateralismo tampoco resolverá el problema. Pienso que hay mucho más que podríamos hacer en este hemisferio para fomentar el comercio entre los países, lo cual reduciría el riesgo de la influencia china. Hay muchas cosas como esas que deberíamos procurar. No creo que el gobierno de Trump haya aprovechado la cantidad de oportunidades que tenemos, pero están allí. Pienso que en la medida de que la gente se preocupe por el papel de China en lo que resta del siglo, veremos florecer aquí muchas de esas oportunidades.
Esta entrevista fue publicada originalmente el 14 de julio de 2020 en el Diario Las Américas como parte de la alianza con el Proyecto ITEMP