Cuando Roberto Masullo conoció a quien sería un nuevo amor y madre de sus dos últimos hijos, ella relucía más por la sensualidad con la que cautivaba, que por sus cualidades para llevar la vida como vendedora de alimentos en un bullicioso mercado de la ciudad de Valencia, la capital del estado Carabobo, una próspera región de Venezuela enclavada en el centro de esa nación suramericana.
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